La noche de mi espera (libro de cuentos)
Autora: Maribel Wang de Adames
La vida de cada persona es un cúmulo de experiencias, las que no son solo de quien las vive, del sujeto en sí (o los sujetos), sino que también le pertenecen al entorno, al que las presenció, al que las comentó o al que pudo haberlas escuchado, cuando ya habían sido modificadas, alteradas o tergiversadas, y las apreció en toda su dimensión, proyectando una situación concluyente, asimilando una realidad, añadiendo al tiempo una ficción, o una circunstancia parecida o diametralmente opuesta, en contraposición con la realidad; porque a veces esta última suele ser tan inverosímil que nos permitimos creer lo que no es, para poder entonces encontrar el límite de una explicación.
La noche de mi espera recoge experiencias propias y ajenas. Propias, porque al ser partícipe de ellas, aun como espectador, nacen del que las vuelve a recrear después de acaecidas, se remojan en la reflexión, unas veces; las otras tantas en la simple evocación, y emergen sutilmente, en un cuento, porque ha sido ya en otro momento, en otras circunstancias, alimentado con otro “pedazo de vida” que le da un sentido de individualidad y de autonomía, desprendiéndose así, como dijera otro autor en otro momento, hasta de su propia autora.
Es la primera obra de Maribel Wang de Adames. Es el trabajo silencioso de años de esa espera reiterada e incesante que se hace presente en varios de los cuentos. Todos ellos hacen gala de personajes sencillos que viven intensamente su realidad. En algunos casos, la natural y espontánea mujer de campo, con sus maneras sencillas y a la vez complejas, porque al igual que la de ciudad afronta un sinnúmero de expectativas y se ve abrumada por los estereotipos de esposa, madre e hija, mujer de bien, que debe sortear un mundo de desaciertos y adversidades en medio de perspectivas idealistas, sin dejar de ser ella en toda su esencia, con sus temores y su valentía, batallando la una contra la otra; contra lo que piensa y lo que la sociedad espera; o inversamente, contra lo que ella espera y los demás suponen…
La noche de mi espera a veces se viste de la mujer ignorada, la que nadie mira, pero que arremete contra su fracaso de la manera más loable; otras se atavía de la candidez, madurez y acierto de la abuela recordada por todos, la que no esconde sus canas ni se avergüenza de ellas, la que se entrega a sus nietos con fervor y devoción, como si volviera a vivir sus hijos, pero sin los formalismos ni las nimiedades de un futuro incierto, viviendo cada día con la magia que seduce e inspira a buscar siempre, hasta cuando no está, su compañía.
La noche de mi espera, es el hombre común y corriente, que no es mejor ni peor, solo es eso: un hombre como cualquiera, que debe mostrar una fortaleza que a veces no tiene y la busca donde todos sabemos: el bar, las fiestas o, en el peor de los casos: el olvido… En otros momentos es el hombre retraído y adusto al que le abruma su destino, bien porque lo ve acercarse a pasos agigantados, o porque no sabe adónde va, no lo vislumbra con certeza, porque muchas cosas batallan en su corazón y otras se esconden en su subconsciente, sin que él mismo lo pueda advertir.
La noche de mi espera suele engalanarse en algunos de sus cuentos con aquellos momentos que quedaron perpetuados en nuestra memoria por una sola razón: su hechizo, el aura de fe y fantasía que lo envuelve y que hincha el corazón de esperanza y vida.
La noche de mi espera no es nada distinto de lo que es la vida. Es la vida misma, o pedazos de ella, como dijera el maestro Ricardo Miró. Mejor dicho, puede acogerse como una apreciación de la existencia desde la perspectiva de la escritora, saturada de fe y esperanza, seducida muchas veces por el misterio y el sentido del humor, pero que finalmente ve la luz, la unidad y el sentido, en un poder superior que todo lo corrige, todo lo transforma y todo lo decide.
En fin, es un libro que propone experiencias, que fomenta recuerdos y meditaciones y, en suma, establece un diálogo con el lector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario